Hace poco más de un año, la agencia MEC elaboró un estudio que arrojó un interesante resultado que a continuación transcribo:
“Los usuarios de Perú, al igual que el resto del mundo, prefieren ver los resultados de eventos deportivos en la televisión. Sin embargo, los peruanos destacan a la prensa como segunda opción en el momento de consultar los resultados. Un 27% de los encuestados declaró su preferencia comparado a un 18% a nivel global y a nivel regional.
En otros países destaca como segunda opción la Internet como fuente de información de los resultados. En el caso del Perú, esta figuró como tercera. Esto demuestra que aún se mantiene la costumbre de los peruanos de revisar los diarios deportivos, a pesar de tener acceso a Internet”.
La realidad confirma el resultado de ese estudio, pues el Perú es uno de los países con más diarios deportivos de Sudamérica, superando incluso a países considerados cien por ciento futboleros como Uruguay o Argentina.
En el Perú existen cuatro diarios netamente deportivos, amén de las secciones deportivas de los demás periódicos. Uno de ellos, el DT de El Comercio, es quizá el de mejor elaboración y contenido. Exceptuando a este último, me atrevo a afirmar que en ninguno de los demás le dan cabida al llamado periodismo interpretativo.
Si entendemos que el género interpretativo, a diferencia del informativo, busca, “mediante la elaboración de reportajes, semblanzas y perfiles, llegar al fondo de la noticia, darle alguna significación, mostrar detalles y antecedentes no mencionados de los protagonistas y del ambiente, situar el hecho en un espacio de tiempo y reflexionar sobre las posibles consecuencias”, tenemos que concluir que tal género está más que ausente en los diarios deportivos del país.
Al revisar hoy (23 de mayo) dos de los diarios deportivos más vendidos del país (El Bocón y Depor) mi percepción se ha reafirmado. En ambos abundan las notas informativas -nacionales e internacionales- matizadas con alguna que otra entrevista. En el caso del El Bocón, incluye un par de columnas de opinión en el que resalta nítidamente la de Franz Beckenbauer.
Sin embargo, en términos generales, y es lo que pienso yo, todas ellas son notas superficiales que se concentran en informar bajo las premisas de la inmediatez, atribución y exactitud, y no en comentar o explicar los datos ofrecidos.
En otras palabras, se detienen solo a contarnos lo que ha sucedido, pero no cuáles fueron las causas y las probables consecuencias de lo acontecido. El periodista español Abraham Santibáñez dice que "interpretar, desde el punto de vista periodístico, consiste en buscar el sentido a los hechos noticiosos que llegan en forma aislada. Situarlos en un contexto, darles un sentido y entregárselo al lector (o auditor) no especializado”.
Eso es precisamente lo que no ocurre con la prensa deportiva en el país. Solo hay información, no interpretación de los hechos. No sé si sea por un tema de presupuesto -pues esos trabajos requieren de investigación y análisis para su elaboración y eso se traduce en inversión de dinero- o de falta de capacidad por parte de los comunicadores de esos medios, pero lo cierto es que la superficialidad de la prensa deportiva en nuestro país es francamente lamentable.
Cuando nos visitó a clases el director del Líbero, Carlos Salinas, le pregunté por qué en su diario -y en general en todos los demás diarios deportivos- no se elaboraban reportajes de investigación (sobre la mafia de los revendedores, por ejemplo) me respondió que ellos se habían hecho una autocrítica al respecto, pero que más temprano que tarde lo incluirían. Hasta ahora, ningún cambio se ha percibido en ese sentido en el mencionado diario.
Estas son tal vez las más grandes semejanzas entre los cuatro diarios deportivos del país: la superficialidad de sus notas, el facilismo en el que están inmersos y el poco interés por hacerle comprender al lector lo que sucede a su alrededor y la indiferencia por profundizar la investigación en temas que arrastran al deporte peruano para estar en el lugar que ocupa en la actualidad: entre los de menor desarrollo en los últimos 20 años.
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