lunes, 15 de julio de 2013

Historias: Vocación de servicio en las Aldeas


Hace tres años Margarita Cusihuamán fue reconocida por la Municipalidad Provincial de Arequipa como la Madre del Año. Para ella fue una emoción inmensa; sin embargo, cuenta esta gran mujer, su mayor satisfacción es ver que el esfuerzo y la dedicación que ha brindado a decenas de niños y niñas no han sido en vano. Por el contrario, muchos de ellos ya han podido alcanzar sus más preciados sueños gracias al esmerado cuidado de esta mujer que fue para ellos, sin serlo biológicamente, la madre más abnegada y amorosa que el destino les pudo conceder. Un destino que se avizoraba incierto y oscuro, pero que el amor al prójimo y la vocación de servicio pudo transformar en un futuro esperanzador.   

Pero Margarita, una mujer que ha hecho de la frase de la Madre Teresa de Calcuta “quien no vive para servir, no sirve para vivir” un estilo de vida, no habría podido conseguir  tamaña proeza si no hubiese sido reclutada, preparada y, desde hace 27 años, respaldada por Aldeas Infantiles SOS, una organización sin fines de lucro que trabaja incansablemente para brindar un hogar seguro y protector a niños y niñas en situaciones de riesgo. Por eso, uno de los principios cardinales de esta institución es que cada niño y niña deben estar al cuidado de una madre. Una madre SOS, como así la llaman. Margarita es una de ellas.  

Un poco de historia
Como suele suceder con las barbaries de este tipo, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) dejó trágicas y dolorosas consecuencias: más de 50 millones de muertos, desaparecieron ciudades, vías férreas, carreteras, puentes y plantas industriales, fueron devastados los campos más fértiles, se produjo una lacerante miseria,… y miles de niños quedaron expósitos y desamparados. 

Ante tal sombrío panorama, el austriaco Hermann Gmeiner -quien a temprana edad había quedado huérfano de madre y que había sido testigo en medio de la crueldad de la guerra cómo muchos niños se habían quedado sin hogar y, lo que era peor, sin sus padres- decidió fundar, con un minúsculo capital, la primera Aldea Infantil SOS en el poblado de Imst, estado federal de Tirol (Austria). 

Desde entonces, 63 años después, esta organización sigue fiel a su propósito primigenio de asistir a miles de niños y niñas, así como proteger sus intereses y derechos. En la actualidad, Aldeas Infantiles SOS  tiene participación activa en 132 países. Su presidente mundial es el hindú Siddhartha Kaul, quien el día que fue elegido recordó la frase de Mahatma Gandhi: “El futuro depende de lo que hacemos hoy”. 

En el Perú, Aldeas Infantiles SOS está presente desde 1975. En la actualidad, existen doce Aldeas a nivel nacional. En Lima hay cinco: Zárate (San Juan de Lurigancho), Callao, Pachacamac, y dos en Chosica. Los restantes están en Arequipa, Cusco, Chiclayo, Huancayo, Ayacucho, Juliaca y Cajamarca. En dichas hogares viven alrededor de 1,430 niños y el año pasado 13,200 infantes fueron atendidos en los programas de la organización direccionados a trabajar con las Familias SOS y con familias de origen.

Una inestimable labor si se toma en cuenta que, a pesar de que la economía nacional vive un momento saludable, la pobreza rural en nuestro país ha crecido. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 60% de los peruanos rurales son pobres y el 12% de la población vive en extrema pobreza. De los casi 30 millones de habitantes, el 36% son niños, niñas y adolescentes entre 0 a 17 años y aproximadamente el 45% de ellos vive en condición de pobreza. 

Distintos programas para distintas necesidades
Habíamos mencionado que uno de los principios de Aldeas Infantiles SOS era la presencia de una madre en cada hogar, donde pueden vivir como máximo nueve niños. Esto con la finalidad de que la madre SOS establezca una relación estrecha con cada niño que se le confía, brindándole la seguridad, el amor y la estabilidad emocional que necesitan. La madre SOS les prepara sus alimentos, los educa, los ayuda en sus estudios y se convierte en su mejor amiga. En suma, los cuida y ama como si fueran sus propios hijos. 

Es tal la relación que los niños llegan a establecer con esas madres SOS que cuando abandonan la institución, al hacerse ya mayores, la comunicación entre ellos se mantiene. Incluso muchos las van a visitar a las Aldeas, sobre todo en el Día de la Madre. “Para mí ese es uno de los días más felices del año porque vienen casi todos mis hijos a saludarme y uno que otro me trae un obsequio. Y pensar que a ninguno de ellos los he concebido, pero a pesar de eso ellos me tratan como su mamá y yo los veo como mis hijos”, cuenta doña Amelia, quien ahora tiene a su cargo a cinco niños.

Otro principio con el cual se sostiene la visión de Aldeas Infantiles SOS es la decisión de que en caso lleguen a esos hogares hermanos biológicos, éstos no se separen sino que vivan en la misma familia SOS. Cada hogar es, por decirlo de alguna manera, independiente en cuanto su ritmo de vida y rutina. Bajo la tutela de la madre SOS los niños crecen y aprende juntos, compartiendo sus responsabilidades, así como todas las alegrías y penas de la vida cotidiana.

Otro aspecto a resaltar es el hecho de que estas familias, si bien viven en un ambiente independiente (una acogedora casa de dos pisos y varios ambientes) no viven asiladas las unas de las otras. Por el contrario, estas familias viven juntas en las Aldeas en una especie de condominio multifamiliar (la de Zárate consta de 16 casas) con áreas verdes y espacios propicios para la recreación de los niños, creando entre ellas un entorno de apoyo y en donde se le enseña al niño a participar activamente en la sociedad en la que crece y se desarrolla.

Ellos hacen su parte, hagamos la nuestra
Siendo que Aldeas Infantiles SOS Perú es una organización no gubernamental, sin ánimo de lucro, interconfesional e independiente de toda orientación política, la mayor parte del presupuesto para llevar a cabo sus programas de ayuda a la infancia son solventados por donaciones de personas altruistas y de generoso corazón. A su vez, ellos mismos se autogestionan sus recursos a través de ingeniosas campañas y con la ayuda de los Embajadores SOS, personajes públicos que los ayudan en la captación de fondos. Personalidades como la Primera Dama, Nadine Heredia, el tenista Luis Horna, el ex futbolista Teófilo Cubillas, la cantante Susana Baca, la congresista Gabriela Pérez del Solar y el chef Guido Gallia, son algunos de ellos. 

Auspicios con el Swissôtel Lima, donde cada año se realizan las cenas benéficas; la campaña “Recíclame, cumple tu papel”, con el apoyo de Kimberly Clark Perú, en la cual por cada tonelada de papel que se acopie les genera recursos; la campaña “Dona tu vuelto”, en alianza con Supermercados Peruanos S.A., en donde los clientes pueden donar voluntariamente sus vueltos; un porcentaje de las ventas de Rosatel o Frutix, así como la venta del simpático muñeco llamado Pepe, son algunas de las formas que Aldeas Infantiles SOS Perú busca cubrir los gastos que demanda la atención de miles de niños y niñas a nivel nacional. 

La verdadera felicidad
Es una fría tarde de un jueves de setiembre y en una de las casas de la Aldea de Zárate Sandra realiza solícitamente las tareas que le han dejado en el colegio. Sueña con ser profesora. “No quiero que haya más niños que no sepan leer ni escribir”, dice. Su hermanito menor, Miguel, inquieto hasta decir basta, quiere ser policía. “Para cuidar a todas las personas, sobre todo a los viejitos”, cuenta. 

Ambos son cuidados por Araceli (junto a cuatro niños más), una carismática chiclayana que dejó tierra y padres para convertirse, desde hace ocho años, en una madre SOS. Una mujer que es fiel al principio que rige a Aldeas Infantiles SOS: la de ayudar al prójimo. Un principio que, a su vez, parece ser la puesta en práctica de aquellas palabras de Cristo: “Más bienaventurado es dar que recibir”. Y es que es en el dar donde radica la verdadera felicidad. En el desprendimiento y la liberalidad. En el ayudar a suplir las necesidades de los menos favorecidos. ¿La ha encontrado usted? 

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