viernes, 7 de junio de 2013

Cavilaciones: Cuba y sus políticas deportivas que la convirtieron en potencia mundial


"Sin la Revolución (liderada por Fidel Castro) yo no hubiese sido nadie viniendo de una familia tan modesta como son mis padres. Se lo debo todo a la Revolución". Estas palabras, bañadas de humildad y gratitud, le pertenecen a Alberto Juantorena Danger (Santiago de Cuba, 1950), atleta cubano que fue el primer deportista en ganar dos medallas de oro, en los 400 y 800 m., en unos mismos Juegos Olímpicos: Montreal 76´, una verdadera hazaña para su época. 

Las palabras favorables de Juantorena hacia la revolución cubana no son gratuitas, ni mucho menos aisladas. La mayoría de los deportistas de la Isla coinciden que las políticas deportivas que aplicó -y aplica- el Gobierno han coadyuvado a conseguir numerosos éxitos deportivos. Cuba, un país de apenas 11 millones de personas (Lima, nuestra capital, tiene 10 millones) ocupa el puesto 18 del medallero histórico de los Juegos Olímpicos: los cubanos han sumado en total 194 preseas: 67 de oro, 64 de plata y 63 de bronce, superando a países con mayor presupuesto, como España, o con mayor población como Brasil.


DEPORTE PARA TODOS
¿Cuál fue la clave para que Cuba, casi sesenta años después del inicio de la Revolución, se haya convertido en un verdadero bastión deportivo? ¿Qué políticas deportivas aplicó el Gobierno liderado por Fidel Castro? ¿Cuál es, en cambio, nuestra realidad en esta materia? 

Nadie duda que hoy en día Cuba es una potencia deportiva. Y esto, aunque a muchos les disguste aceptarlo, se debe fundamentalmente a las políticas que se han implementado desde de 1959, año en el que se inició la Revolución. 

Una de ellas, clave desde mi punto de vista, fue la implementación de la gratuidad para practicar cualquier deporte. En muchos países del mundo, para practicar deportes de forma amateur, es necesario abonar una cuota. Sin embargo, en Cuba éstos se fomentan mediante fuertes políticas de Estado de manera gratuita. Es así que el país se ha transformado en una potencia deportiva mundial.

Hace algún tiempo, en una entrevista radial, Eddy Luis Nápoles Cardoso, licenciado cubano en Cultura Física, señaló que “las políticas deportivas en Cuba son una prioridad del Estado cubano y hay que partir de que el deporte es un derecho de todo el pueblo, no hay privilegios. Lo pueden practicar todos los ciudadanos cubanos sin tener que abonar un centavo”. Democracia deportiva, podríamos llamarla. 

CONSTRUCCIÓN DE INSTALACIONES DEPORTIVAS

Por otro lado, el gobierno cubano también puso mucho énfasis en la construcción de campos deportivos en todo el país. En la actualidad, en la Isla cuentan con más de 12 mil instalaciones deportivas (estadios, coliseos, etc.). Esto, como es lógico, permite el fácil acceso de cualquier ciudadano para practicar deporte y, de esa manera, cumple otro objetivo: la prevención social de los más jóvenes, alejándolos así de hábitos perniciosos. 

En ese sentido, las iniciativas que se presentan para fortalecer la política deportiva cuentan con el total respaldo del gobierno nacional: "El deporte tiene todo el apoyo del gobierno cubano. Cuando se traza la estrategia deportiva del país, ésta cuenta con todo el apoyo gubernamental, ya que hay un presupuesto destinado para esta actividad, como también lo hay para la Educación, la Salud y otras esferas de la sociedad cubana. En Cuba existe una prédica que dice ‘Deporte es salud’, por lo tanto haciendo deporte, mejoras o mantienes la salud”; añade Nápoles Cardoso.

PIRÁMIDE DEL ALTO RENDIMIENTO 

Del mismo modo, Cuba cuenta con Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), que es el principal organismo del movimiento deportivo cubano y tiene rango de ministerio. Su presidente es precisamente Alberto Juantorena. 

En Cuba existe un sistema denominado la Pirámide del Alto Rendimiento. El licenciado Nápoles Cardoso explica cómo funciona existe sistema: 

"De la misma manera se encuentra la estructura del deporte de alto rendimiento, con una escuela deportiva en cada provincia, llamada Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE), a la que llegan los talentos provenientes de las áreas deportivas situadas en los combinados, consejos populares y distritos, entre otros. Luego, los mismos pasan a la Escuela Superior de Formación de Atletas, que también existe una en cada provincia y una nacional donde son convocados los más destacados y, de ahí, llegan al equipo nacional". 

PREOCUPACIÓN INTEGRAL POR EL DEPORTISTA

Otro aspecto encomiable de las políticas deportivas que ha aplicado el gobierno de los Castro es el programa de Atención del Atleta, que involucra, entre otras cosas, un salario digno y asistencia médica de primer nivel para el deportista y su familia. Es decir, existe una preocupación y ocupación por parte del Estado para ese hombre que trabaja para dejar en alto el nombre de su país. 

Felipe Guerra Matos, Director General del “Deporte revolucionario”, afirma que “el mejor estímulo que puede crearse para el atleta es asegurarle su retiro y saber premiar a los que llegan a campeones. No me luce correcto que los héroes del deporte, nuestros campeones, queden después en la miseria. Eso no sería estímulo al deporte”.

“Han pasado 50 años, pero no olvidemos que en Cuba el deporte era profesional, lo barrimos por completo y esta pequeña isla, para asombro de muchos, se transformó en una potencia deportiva mundial", agrega Guerra Matos. 

Como se puede apreciar, las políticas deportivas implementadas por la Revolución apuntaban -y apuntan- al desarrollo integral del deportista, al que se le inculca que es él tiene el potencial y la capacidad para con disciplina y buena actitud al mismo tiempo, y con magníficos resultados, los estudios y el deporte. Asimismo, se busca que la práctica del deporte le permita adquirir e incorporar a su comportamiento valores morales que deben caracterizar  un deportista.

TODOS PARA UNO Y...

Pero así como el Estado brinda todo su apoyo al deportista, también hay una cuota de sacrificio y desprendimiento en el atleta cubano. Y es que si un deportista obtiene alguna medalla en Juegos Olímpicos o mundiales o si gana dinero, un porcentaje queda para el Estado para cubrir cualquier situación que se presente en las escuelas de deporte u otro organismo. En otras palabras, es una especie de simbiosis. 

NUESTRA TRISTE REALIDAD 
Tomando como ejemplo la forma cómo lleva Cuba sus políticas deportivas no nos queda otra opción que admitir que estamos a horas luz de alcanzar ese nivel de organización. ¿Acaso es por no contar con presupuesto o por falta de gente capaz de implementar medidas similares? Pienso que no. Se debe, fundamentalmente, a que no existe -y no ha existido en ningún gobierno del que yo tenga memoria- un real interés de desarrollar de manera integral el deporte en nuestro país.

En épocas electorales, como en otros asuntos de la sociedad, se escuchan rimbombantes promesas acerca de la voluntad de hacer resurgir el deporte peruano. Una vez instalados en el poder, el gobernante de turno soslaya el tema deportivo, salvo que un deportista gane -por méritos propios- alguna medalla o torneo internacional para que recién allí aparezcan nuestras autoridades para condecorarlos o darles un 'incentivo' económico. Lo que buscan, hay que decirlo, es 'aparecer en la foto'. 

Por eso, ante el desinterés e indiferencia del Estado por el deporte, no es de extrañar los magros resultados que obtenemos en las diferentes competiciones internacionales en las que competimos, salvo honrosas excepciones como el Surf, deporte que dicho sea de paso que 'se hizo a sí mismo'; es decir, surgió por méritos propios. 

El más cercano ejemplo es la última actuación nacional en los JJ.OO. Londres 2012. De los 17 atletas que nos representaron ninguno llegó a instancias decisivas. Nuestro mejor resultado -y motivo de orgullo para muchos- fue el puesto que ocupó en la maratón Inés Melchor: acabó en el puesto 25. Perú, solo para recordarlo, tiene solo 4 medallas olímpicas en su historia: 1 de oro y 3 de plata. 

Tampoco es para sorprendernos que muchos de nuestros atletas, que aspiran a ser campeones mundiales, estén participando actualmente en programas concurso donde ponen incluso en riesgo su integridad física. Hasta nuestra campeona mundial Kina Malpartida ha sucumbido a la tentación de 'ganarse unos billetitos' en un programa juvenil. Todo esto no es sino la consecuencia de un total abandono del Gobierno hacia nuestros deportistas.

Asimismo, existe en nuestro país un déficit de escenarios deportivos que dificultan la práctica del deporte, sobre todo en los lugares más alejados. Y muchos de ellos, hay que decirlo, están en pésimo estado. Baste con observar el estado de los estadios donde se juega la Segunda División o los coliseos, salvo el Bonilla o el Dibós, donde se practica el voleibol.

Por esas razones, y muchas más desde luego, pensar que a corto plazo Perú pueda obtener logros deportivos como Cuba es, francamente, una utopía. Una broma de mal gusto, si me permiten. 




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