lunes, 20 de mayo de 2013

Personajes: Juantorena, ‘El elegante de las pistas’



Lo llamaban ‘El caballo’ por sus grandes y rapidísimas zancadas, pero su galope cadencioso le valió para que los comentaristas deportivos le atribuyeran un apelativo mucho más acorde con su forma de correr: ‘El elegante de las pistas’. Su nombre es Alberto Juantorena Danger y es uno de los más eximios atletas de la Isla, leyenda viva del deporte cubano.

Cuenta su madre, Yolanda Danger, que de niño Alberto “siempre andaba corriendo, incluso para hacer los mandados”. Sin embargo, debido a su gran estatura (190 centímetros) practicó primero el baloncesto, aunque sin ningún suceso.  

Años más tarde, ese larguirucho muchacho fue descubierto y preparado por el entrenador polaco Zygmunt Zabierzowski, quien lo animó a incursionar en el atletismo. Juantorena tuvo su primer desafío en los JJ.OO. de Múnich 1972. En esa competición, fue eliminado en las semifinales de los 400 metros. No obstante, esa descalificación no menguó sus ansias de gloria y siguió entrenándose con la confianza de quien está seguro de su potencial. 

Su esfuerzo y sacrificio pronto le traería réditos deportivos: en 1973 obtuvo el oro en los Juegos Mundiales Universitarios de Moscú  y la presea de bronce en los Juegos Panamericanos de Ciudad de México (1975). En ambos casos, lo consiguió en los 400 metros, su especialidad.

Al año siguiente, con 26 años, Juantorena era la principal carta de Cuba para conquistar una medalla dorada en los 400 metros en los JJ.OO. de Montreal. Sin embargo, también fue inscrito para competir en los 800 m. A decir verdad, fueron pocos los que creyeron que tendría alguna posibilidad en esta prueba.

Llegado el día, Juantorena, que 24 horas antes había sellado su pase a la final en los 400 metros, dio el batacazo al vencer a los archifavoritos Ivo Van Damme (Bélgica) y Rick Wolhutter (Estados Unidos) y se adjudicó la presea de oro, marcando además una nueva plusmarca mundial con un tiempo de 1:43,50. 

Por si fuera poco, al día siguiente ganó la final de los 400 metros con 44,26. De esa manera, ‘El elegante de las pistas’ se convirtió en el primer deportista en adjudicarse la medalla de oro en dos pruebas distintas y en la misma cita olímpica,  una memorable hazaña para esa época e inigualable hasta la fecha. 

Según los especialistas, el valor de la proeza de Juantorena estriba en el hecho de que siempre se consideró que los 400 y los 800 m. eran dos pruebas totalmente incompatibles al más alto nivel, pues la primera era básicamente de velocidad y la segunda de medio fondo. Pero Alberto Juantorena demostró que se podía ser el mejor del mundo en ambas pruebas a la vez. 

Con el transcurrir de los años, participó en distintas competiciones y en todas ellas dejó su huella imborrable (en 1977 reeditó su hazaña en la I Copa del Mundo en Düsseldorf). El Mundial de Helsinki (1983) -pasó la primera ronda en los 800 metros, pero luego se retiró al sufrir una lesión en su tobillo derecho- marcó su retiro definitivo de las pistas. 

Luego de alejarse de la actividad profesional, Juantorena ha desempeñado diversos cargos vinculados al deporte en su país. En junio de 2012 la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) lo incluyó en su Salón de la Fama. 

Mirando retrospectivamente, se puede afirmar que su éxito conseguido en Montreal marcó un antes y un después para el atletismo en Cuba. Después de sus títulos olímpicos, el atletismo de ese país se nutrió de muchos jóvenes que garantizaron el relevo en ese deporte. Y hasta la fecha, para desafiar a sus pupilos, los entrenadores usan esta frase: “Corre como Juantorena”.  

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